No sería lícito catalogar la televisión como un factor nocivo en el aprendizaje de los niños; pues no hay que olvidar la cantidad de ventajas que puede ofrecernos si se hace una utilización correcta de ella. Por ejemplo, la globalidad en la información y la posibilidad de acercar al niño a realidades diferentes o contextos lejanos. Además, la cantidad de programas educativos; y como no el factor de entretenimiento y creatividad que aportan a las mentes de los niños.
Sin embargo, nos engañaríamos nosotros
mismos si no observáramos que la visualización de determinadas emisiones
televisivas inculcan a los niños valores negativos o violentos. Además, el
abuso de consumo televisivo puede crear problemas de sociabilidad en los
alumnos.
Es en estos aspectos donde, tanto los
docentes como los padres, estamos obligados a intervenir para modelar y guiar
el consumo televisivo de los niños, potenciando de esta forma los aspectos
positivos pedagógicamente que nos ofrece la pequeña pantalla.
Se puede conseguir esto de muchas
formas, la más normal sería pensar en el control por parte de los padres de los
horarios y programas que sus hijos consumen diariamente. Seguramente de esta
forma se acabaría con muchos problemas claramente relacionados con el consumo
televisivo. Sin embargo, está claro que en las circunstancias en las que
estamos, donde ambos padres trabajan y los niños suelen pasar muchas horas
solos en casa, esta medida se ha transformado en algo ineficaz; lo cual no
quita que cuando los padres se encuentren en casa, controlen que ven sus hijos
y cuantas horas dedican sus hijos a diario a la televisión.
Desde un primer momento, tanto los
padres como los docentes, tenemos la labor de hacer entender al niño que debe
convivir con la influencia que la televisión ejerce en nuestras vidas. Debemos
conseguir que el niño encuentre la televisión como un ente familiar, que no
esté dirigido únicamente al ocio, si no que él mismo sepa de los valores
pedagógicos que le pueden aportar. De esta forma se podría lograr que los
propios niños, con el tiempo, llegaran a discriminar la información positiva de
la negativa que pueden obtener de la televisión.
Como trabajadores docentes nuestro trabajo
es enseñarles a reconocer la televisión como un elemento pedagógico y no sólo
de entretenimiento. Por lo tanto siempre debemos programar en el aula clases de
acercamiento a la televisión y a los efectos positivos y educativos que esta
nos puede aportar. Es importante organizar debates, dónde los propios niños
expresen sus opiniones sobre la televisión y de esta forma poder dirigir el
consumo televisivo de los alumnos hacia un uso correcto.
Esto no quiere decir que nos olvidemos
de que, además, la televisión es un buen medio de entretenimiento para los
niños y que también hay que saber explotar esta cualidad.
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